Tierra amada por los dioses, dorada y acunada bajo el sol, mecida dulcemente por las suaves olas del Mediterráneo, acogedora y amable, donde existe la primavera dentro del invierno.
Pero para abrir esta región he elegido las palabras de uno de sus hijos, Miguel Hernández, que aunque no hablan directamente de ella, si está ella en sus palabras.
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras
Tristes, tristes
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.